La percepción de la mente

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La principal cualidad del ser humano es el lenguaje. Nuestro cerebro aumentó de tamaño y desarrolló las funciones cognitivas. La laterización del cerebro comenzó hace 500 millones de años; el uso de sonidos para expresarse, el empleo de una mano de forma preferente y el modo en que se percibe la relación de las cosas en el espacio están relacionados con la asimetría cerebral.

           Laterización del cerebro (Bruce Blaus. Wikipedia).

El hemisferio “dominante” corresponde al lenguaje y el pensamiento lógico y analítico; el opuesto se relaciona con el mundo exterior mediante funciones visuales. El proceso de cómo nuestro cerebro recibe y trata la información exterior se conoce como percepción.

Las ondas electromagnéticas de la luz inciden en los objetos, absorbidas por su superficie de forma parcial; la componente no absorbida es percibida por nuestros ojos, estimulando células nerviosas que envían señales eléctricas al cerebro para recrear la imagen exterior. Esta imagen no es una representación fidedigna; el cerebro interpreta los estímulos a partir de su experiencia, con patrones memorizados; se vuelve selectivo para ser eficaz; hace comparaciones: luz y sombra, colores fríos y calientes, lleno y vacío, fondo y figura, negativo y positivo, grande y pequeño, horizontal y vertical, etc.

En 1910, surgió en Alemania el movimiento de la Gestalt que demostró que el cerebro organiza los elementos percibidos en forma de configuraciones (gestalts); consideraron que en el cerebro hay ya unas estructuras innatas para las cuales no hace falta experiencia ni aprendizaje y que la organización de los datos sigue una serie de leyes: De la Figura y Fondo. Figura es todo elemento en el espacio que destaca en su entorno sobre otros elementos; fondo es el resto. No son perceptibles a la vez. De la Pregnancia o de la Buena Forma. Se basa en la organización de los elementos que se perciben, para reducir posibles ambigüedades o efectos distorsionadores, de la forma más simétrica, regular y estable que sea posible. De Cierre o Completitud. Las formas cerradas y acabadas son más estables, por lo que nuestra mente intenta “cerrar” las formas percibidas con la imaginación, añadiendo los elementos que faltan. De la Continuidad. Los elementos y figuras que están más próximos tienden a verse como una unidad y a aislarse de otros.

Estas leyes son conocidas en el mundo de la publicidad y empleadas por cualquier comunicador, sea político, mago o artista para captar la atención del receptor o dirigirla hacia donde considere oportuno. La atención es crucial. Podemos mirar una escena, pero si no ponemos atención, pasará desapercibida. En la magia, se utiliza para que el espectador se centre en lo que el mago desea y así poder realizar su truco sin ser descubierto. Le llaman la “ceguera del cambio”.

               Ilusión óptica. Multiestabilidad.

Cuando la divergencia respecto a la realidad “objetiva” es grande, estamos hablando de las ilusiones ópticas o cognitivas. Aunque hay muchos tipos, básicamente, podemos hablar de tres: Figuras imposibles: objetos aparentemente reales pero que no podemos concebir en nuestro mundo tridimensional. Espacios ilusorios: escenas en las que tanto el volumen como el espacio son ilusiones. Imágenes ambivalentes: esconden figuras distintas a las que se perciben en una primera observación.

Investigaciones recientes se centran no solo en la rehabilitación de enfermos con deterioro cognitivo sino en todos los aspectos en que se requiere una optimización de la atención (como en los transtornos de aprendizaje). Saber cómo funcionan los mecanismos de atención en el cerebro nos puede ayudar a mejorar en el futuro.

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