Independencia energética

JUNTA DIRECTIVA DE LA SOCIEDAD NUCLEAR ESPAÑOLA

España tiene talento, magníficos ingenieros, y tiene experiencia. Las centrales nucleares españolas son de las mejor gestionadas del mundo. Tenemos todo lo que necesitamos para generar prosperidad y evitar la dependencia energética del exterior. Es absurdo tener nuestras riquezas y nuestros talentos bajo la espada de Damocles.

Las nucleares son claves en la diversificación de fuentes energéticas bajas en CO2 dentro del pool energético español. Todo lo demás que no sea un mix renovables-nuclear implica automáticamente apostar por combustibles fósiles y su problemática medioambiental, geopolítica y económica.

La dependencia de fuentes energéticas externas, gas argelino, estadounidense o ruso, hidrocarburos de África, América u Oriente Medio; nos empobrece y nos convierte en esclavos de la actualidad.

Un planteamiento erróneo del modelo energético tiene consecuencias muy serias. ¿Y hacia qué modelo nos estamos dirigiendo? Si tenemos una energía cara no somos competitivos. Y si no somos competitivos nos abocamos a perder todo lo ganado.

¿De dónde saldrá toda la energía necesaria para los objetivos de movilidad eléctrica? ¿Cómo vamos a enfrentar las previsiones de la UE que afirman que la demanda eléctrica se duplicará de aquí al 2050?

Las renovables disminuyen la dependencia energética exterior, son socialmente aceptadas y contribuyen a la diversificación, pero su dependencia de condiciones climáticas que no siempre son favorables como en la reciente tormenta Filomena hace esencial contar con una fuente de energía firme, independiente y sostenible. Ahí es donde entra la nuclear. La energía nuclear es una fuente energética que garantiza el abastecimiento eléctrico, frena las emisiones contaminantes, reduce la dependencia energética exterior y produce electricidad de forma constante

Una política energética carente de sentido estratégico condena a un país a la dependencia tecnológica y diplomática a largo plazo, a un probable e indeseable impacto económico y a otras posibles penurias que España hoy no necesita contemplar gracias a su diversidad de fuentes de generación, pero que países como Austria han tenido que poner sobre la mesa bajo el llamado Gran Apagón. El pasado no se puede cambiar, pero la coyuntura actual nos permite repensar las inercias heredadas y actuar con pragmatismo, dando la bienvenida (de nuevo) a la generación nuclear en nuestro mix energético. Apostemos por mantener lo que nos aporta hoy y por reconsiderar las decisiones que la eliminan de nuestro futuro.

En ese contexto se enmarca el tardío reconocimiento de la UE sobre el carácter limpio de la energía nuclear, el reciente anuncio de un nuevo programa nuclear francés, el optimismo del sector en la COP26 de Glasgow, el anuncio de nuevas centrales en Países Bajos y un suma y sigue en el que cada vez más países que apuestan por la continuidad de sus centrales nucleares, con autorizaciones para operar 60 e incluso 80 años, como en el caso de Estados Unidos.

¿Puede España vivir sin energía nuclear? Seamos humildes en la respuesta y asumamos que las previsiones del Gobierno están desacompasadas con la realidad.

¡Recibe nuestra newsletter!

    Los datos facilitados por usted son tratados por Sociedad Nuclear Española conforme al Reglamento UE 2016/679 de Protección de Datos, con la finalidad de gestionar sus peticiones, responder consultas, trámite administrativo, estadístico y el envío de comunicaciones de SNE, sobre su actividad, eventos, etc. No está prevista la cesión de datos (salvo precepto legal) ni transferencias internacionales de datos; y a través de la Política de Privacidad dispone de todos los derechos que le asisten en materia de privacidad.