La cara y la cruz

JUNTA DIRECTIVA DE LA SOCIEDAD NUCLEAR ESPAÑOLA (SNE)

Hace unos días vivimos el apagón nuclear en Alemania con el cierre, definitivo, de los tres reactores que quedaban en operación. La decisión tomada en su momento por la canciller Merkel no ha sido revertida y el país ha seguido su tránsito por una senda que han abandonado muchos. De hecho, al mismo tiempo que se apagaban estas tres grandes generadoras de energía eléctrica en Alemania, no muy lejos, en Finlandia, iniciaba su operación comercial la central de mayor potencia en Europa: Oulkiuloto 3.  La cruz, la cara de una misma moneda, una opción demonizada por unos y vista como una clara apuesta de futuro por otros.

Estos dos planteamientos totalmente opuestos frente a una misma tecnología nos llevan a defender, una vez más, que los criterios en los que se basa la toma de decisiones frente a la opción de la generación eléctrica de origen nuclear nada tienen que ver con la tecnología en sí misma. No parece razonable que lo que resulta inconcebible para un país como Alemania sea un recurso válido para Finlandia si no lo entendemos a partir de planteamientos y estrategias políticas alejadas de todo lo relacionado con el funcionamiento de las centrales nucleares, su seguridad, su fiabilidad, su sostenibilidad y su valor para el sistema eléctrico.

Nuestra postura al respecto, como profesionales nucleares, debe ser precisamente poner en el centro esos criterios técnicos que avalan el funcionamiento de las centrales nucleares frente a decisiones arbitrarias y basadas en argumentos demasiadas veces sustentados sobre mitos e ideología.

Ante estos mitos y planteamientos ideológicos, nuestra receta es el conocimiento, la divulgación y la información. Por ello, y en una tarea que reconocemos llevar con retraso, uno de nuestros objetivos prioritarios en estos últimos años se ha centrado en asumir la responsabilidad de explicarnos más y mejor a la sociedad. Tenemos claro que una ciudadanía informada es una ciudadanía con mayor capacidad crítica y criterio propio, que se aparta de las decisiones que se toman porque sí.

Tener en cuenta la situación de contexto de las decisiones que se toman (calentamiento global, crisis energética, problemas de suministro) y saber rectificar a tiempo es algo que nuestros representantes políticos deberían tener por bandera. Nuestra responsabilidad como ciudadanos es exigirles esa toma de decisiones rigurosa y que nos expliquen, con claridad, por qué España quiere quedarse en la cruz cuando cada vez más voces reclaman que nos situemos en la cara.

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