Fiscalidad y presión insostenible

JUNTA DIRECTIVA DE LA SOCIEDAD NUCLEAR ESPAÑOLA

Hace tan solo unos meses, este editorial quiso hacer hincapié en la necesidad de un marco regulatorio estable y una fiscalidad razonable para la nuclear, una fuente de generación que opera en base, con un factor de disponibilidad cercano al 90 %, y que lo hace sin emitir gases de efecto invernadero. Desde nuestra perspectiva de profesionales nucleares no existen argumentos técnicos para dejar de lado la energía nuclear ante un reto como el de la descarbonización pero, una vez más, las razones ideológicas nos están llevando hacia un camino totalmente diferente.

Si entonces hablábamos de que las decisiones políticas tomadas en los últimos años trataban de una manera injusta a esta tecnología eléctrica, asfixiándola con una carga impositiva insostenible y condenándola a un calendario de cierre que va a imposibilitar que España cumpla con sus objetivos de emisiones y sus compromisos climáticos internacionales en el medio plazo, los últimos vaivenes de precios en el mercado eléctrico han ahondado en este agravio que no atiende a razones y que para dar una supuesta protección a los consumidores frente a la volatilidad de los precios (con tarifa regulada) está penalizando al sector eléctrico en general y, con especial ensañamiento, a la generación eléctrica de origen nuclear.

Nuestro mensaje aquí va a ser el mismo que entonces, en el año 2020, las centrales nucleares operaron con un flujo de caja negativo al que ahora se le añade una carga más sin otra base que un supuesto incremento de los beneficios por la subida del precio del gas que, sin entrar en detalles, simplemente calificaremos como desacertado.

Quizás no somos un colectivo enorme (unos 30 000 trabajadores), quizás nuestras instalaciones parecen pocas (siete grupos en cinco emplazamientos) pero nuestra aportación a la vida cotidiana de las personas tiene un impacto enorme (el año pasado, una vez más, la nuclear fue la primera fuente de generación en España) y pensamos que somos una herramienta estratégica ante el reto de la descarbonización y la electrificación por ser capaces de generar sin emitir gases de efecto invernadero.

Definir una estrategia de reducción de emisiones de CO2 para luchar contra el cambio climático e imponer medidas que perjudican a la fuente de energía que más CO2 evita a la atmósfera, simplemente no tiene sentido. Por ello, desde la Sociedad Nuclear Española defendemos una política fiscal justa y coherente para las diversas tecnologías de generación eléctrica, prestando especial atención a aquéllas que nos ayudan positivamente en el camino a la descarbonización. Necesitamos también un marco regulatorio estable y el respeto a los acuerdos establecidos, cambiar las normas a media partida como medida cortoplacista, puede acarrear consecuencias en el medio y largo plazo que, no por ser más lejanas, dejan de ser importantes.

Repetimos, como dijimos entonces, que beneficiar a unas tecnologías mientras se grava excesivamente a otras, que reman en la misma dirección, no es un marco apropiado para la consecución de los objetivos que nos hemos marcado como país, como sociedad. Nuestras centrales nucleares son imprescindibles en la lucha contra el cambio climático y se hace imperativa una revisión de la política hacia estas instalaciones. De no ser así, el riesgo de inviabilidad económica nos puede dejar sin ellas y sin todo el tejido industrial que las acompaña y que, no lo olvidemos, deberíamos mantener porque, a pesar del empeño de algunos, la nuclear es una tecnología de futuro.

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