Para la adquisición de las imágenes es necesario el uso de detectores que permiten obtener información de la distribución espacio-temporal del radiofármaco, que será específico de un órgano o proceso biológico determinado. Los equipos básicos para la obtención de imágenes son la gammacámara SPECT (single photon emission computed tomography) y el tomógrafo PET (positrón emission tomography).
La Medicina Nuclear se alimenta no sólo de los aportes puramente médicos de la clínica y la fisiología, sino que se desarrolla gracias también a expertos en diferentes disciplinas, física, química e ingenierías. Este desarrollo multidisciplinar hace que sea difícil determinar el nacimiento de la Medicina Nuclear, sin embargo, dos hitos marcaron el comienzo de esta historia: el descubrimiento de la radiactividad artificial en 1934 y la producción de radionúclidos para usos relacionados con la medicina en 1946.
Lo que hace única a la Medicina Nuclear es el hecho de que la fuente de energía utilizada para producir imágenes no es externa, como los rayos X o los ultrasonidos, sino que es administrada en forma de radiofármaco al paciente y se incorpora específicamente al órgano estudiado. Además, la Medicina Nuclear no termina en el diagnóstico, es posible el tratamiento de algunas enfermedades tumorales mediante radioisótopos. Y finalmente, la investigación en el diseño de nuevas generaciones de radiofármacos que aúnan funciones diagnósticas y terapéuticas ha permitido que se dé un gran paso y estemos ya en la era de la Teragnóstica.