Jesús Sánchez Álvarez-Campana

EMPRESARIOS AGRUPADOS INTERNACIONAL S.A.

Textos: Beatriz Lamela Pascua| Fotografías: Jesús Sánchez Álvarez-Campana

Jesús Sánchez Álvarez-Campana trabaja en Empresarios Agrupados (EA) y ha desempeñado desde su ingreso, un abanico bastante amplio de actividades y cargos. Jesús es ingeniero industrial por la ETSII de Madrid (1979) y tras el cumplimiento del servicio militar, por aquel entonces obligatorio, solicitó y obtuvo su aceptación para trabajar en EA, en las oficinas centrales de Madrid, en enero de 1981, a la edad de 23 años. Comenzó su carrera profesional en el sector nuclear, principalmente durante la construcción de la C.N. de Trillo, en la que fue ingeniero responsable del diseño, especificación y seguimiento de los contratos de fabricación, suministro, instalación y pruebas de diversos equipos mecánicos. En 1987 fue ascendido a jefe de la Sección de Equipos Mecánicos. En 1990, atraído por el reto tecnológico que suponía trabajar para una empresa del campo aeroespacial, solicitó su asignación a Ibérica del Espacio, S.A. (Iberespacio), la filial que EA creó en 1989 junto a la empresa estatal francesa SEP. En Iberespacio Jesús se ocupó de la promoción corporativa, la dirección de márketing y posteriormente de la dirección comercial, responsabilizándose de la preparación y consecución de ofertas, principalmente en el mercado de la Agencia Espacial Europea. En el año 2006, Jesús volvió al sector nuclear, para ocuparse, como Director de Desarrollo Comercial, de la promoción de EA, tanto en el área de nuevos proyectos de generación como en proyectos de desmantelamiento. Su área de actuación no estaba limitada geográficamente, y operó en diversos países, pero se centró fundamentalmente en Europa del Este (Ignalina en Lituania, Temelín y Dukovany en la República Checa, Bohunice y Mochovce en Eslovaquia, y Kozloduy en Bulgaria). En la actualidad se ocupa de la dirección del Consorcio hispano-inglés D-R CON, establecido en Bulgaria para dar soporte técnico a SERAW, la Empresa Estatal Búlgara de Residuos Radiactivos equivalente a la española Enresa, en el desmantelamiento de las Unidades 1 a 4 de la C. N. de Kozloduy.

¿Cuántos años llevas en tu actual puesto de trabajo, cuáles son tus responsabilidades?

Trabajo en Bulgaria permanentemente desde hace 8 años. Ya había venido en multitud de ocasiones, porque desde febrero de 2009 era responsable (Contract Manager) de la Project Management Unit (PMU) que se creó entre SERAW y el Consorcio EAVTEN, en el que EA era líder, para la preparación de estudios relacionados con el futuro Repositorio de Residuos de Media y Baja Actividad (National Disposal Facility, NDF) y la gestión de su diseño y proceso de licencia. Después de que SERAW se responsabilizara no solo de la construcción del Repositorio sino también del desmantelamiento de las Unidades 1 a 4 de la central nuclear de Kozloduy, salió a concurso el contrato de consultoría para la PMU del desmantelamiento, que EA ganó, en consorcio con la empresa británica Nuvia Limited.  Este segundo contrato con SERAW se firmó en enero de 2013 y, aún en vigor, cubre el soporte SERAW tanto en la construcción del Repositorio como en el desmantelamiento de las Unidades 1 a 4 de C.N. Kozloduy. Me trasladé a Kozloduy para hacerme cargo de la dirección del proyecto y de la gestión del consorcio D-R CON, y desde entonces vivo y trabajo en Kozloduy.

¿Cuáles son las principales actividades de tu cargo actual?

Como comentaba, dirijo un Consorcio que da empleo a un equipo muy cualificado, de hasta doce expatriados (ingenieros, físicos, químicos y economistas) de diversas nacionalidades. El Consorcio también gestiona directamente dos subcontratos de consultoría con ingenierías locales. Mis tareas cubren fundamentalmente la revisión, y en un número de casos, la preparación de documentos técnicos y comerciales; la gestión de los contratos de suministro de bienes y servicios entre SERAW y diversos contratistas procedentes de diversos países; el control económico del Consorcio; la preparación de informes de avance del proyecto para la Comunidad Europea y para el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo; la preparación y asistencia a las Asambleas de Donantes en Londres y a las reuniones de monitorización del proyecto en Luxemburgo, y otras actividades de índole similar. Dicho sea de paso, el proyecto de construcción de la NDF y desmantelamiento de Kozloduy 1 a 4 está financiado principalmente por un número de países europeos, entre los que se encuentra España y por la Comunidad Europea (los Donantes), y en menor medida, por la República de Bulgaria. El proyecto está administrado por el BERD.

¿Cómo influyó el traslado en tu vida familiar/personal?

Afortunadamente y hasta que se impusieron las restricciones por el COVID-19, el acuerdo que alcanzamos cubría una semana de estancia en España cada dos meses, por lo que la vida familiar no se ha visto especialmente afectada. Por otro lado, mi familia ya estaba acostumbrada a que tuviera que desplazarme con frecuencia, aunque no por largos periodos de tiempo. Además, cuando me desplacé definitivamente a Bulgaria, mis hijos ya habían acabado sus carreras universitarias, estaban trabajando y emancipados. Para mi familia, mi estancia en Bulgaria ha sido una ocasión ideal para venir a verme y pasar parte de las vacaciones en sitios todavía no muy explotados turísticamente.

¿Cuáles son los aspectos más significativos de tu trabajo?

Yo diría que la cooperación y la necesidad de mantener una mente abierta a todos. Trabajo con, y dirijo a un grupo de personas procedentes del Reino Unido, de Italia, de Bulgaria, de la República Checa, de Lituania, de Cuba, de España, con mentalidades muy diferentes y con experiencia y conocimientos adquiridos tras muchos años de batalla, y que pueden aportar lo mejor de sí mismos si sabes llevar bien el barco. Una moderada actividad social fuera del trabajo ayuda a ello, y no es de extrañar que llamemos branch office a la cafetería en la que solemos reunirnos por las tardes, y que pospongamos muchas discusiones para ser mantenidas allí, delante de una cerveza.

¿Qué detalles echas en falta de España?

Parece una pregunta sencilla, que se puede responder con tópicos, pero en realidad encierra una gran complicación. Por un lado he de comentar que Kozloduy no es una gran ciudad, e incluso tampoco es una pequeña ciudad. Prácticamente puede decirse que es una calle de menos de un kilómetro de largo rodeada por los típicos bloques soviéticos. La verdad es que hay que ir a Sofía para casi cualquier cosa, porque el nivel de servicios disponibles en Kozloduy es muy bajo. El nivel de servicios, eso lo echo mucho en falta. Bien, he de hacer algo que no puedo hacer en Kozloduy. Me cojo entonces el coche y me bajo a Vratsa, a cien kilómetros o a Sofía, a doscientos. Y ahí viene otra gran añoranza: la calidad de las carreteras en España. Echo de menos ir por carreteras en buen estado. Al menos en el norte de Bulgaria las carreteras son muy malas y están muy mal cuidadas, y hay una gran falta de infraestructura. Todas estas cosas te enseñan a valorar y echar de menos lo que tienes, tu país, tu ciudad, tus amigos, la empresa en que trabajas…

Hay, por supuesto, otros muchos detalles que echo de menos, pero no son de gran importancia y se pueden compensar con otras cosas buenas que aquí hay. Por ejemplo, que no empleo más de diez minutos en llegar a casa o al trabajo, y que, COVID-19 aparte, hay una temporada estupenda de ópera en Sofía (y en otros ciudades búlgaras) que te permite asistir a las representaciones, todas ellas muy buenas, por el equivalente a 15 euros.

¿Invitas a los jóvenes y no tan jóvenes a que amplíen su horizonte profesional fuera de nuestras fronteras?

Por supuesto. Incluso a mi edad se puede aprender un montón de cosas simplemente cambiando por un tiempo el entorno, pero para las nuevas generaciones la oportunidad de estudiar o de trabajar durante un tiempo fuera del país de origen ha de ser considerada como un regalo que no se puede despreciar y del que seguro no te olvidarás en la vida. Insisto en las palabras “durante un tiempo”. En los jóvenes el objetivo no debe ser escaparse, sino adquirir un bagaje de cultura internacional, en cualquiera de las áreas de trabajo en las que pueda estar empleado un ingeniero, que pueda ser luego de provecho para el individuo y la sociedad en el país de origen; y en los individuos de mi edad, el objetivo debe ser el crear un vínculo entre la empresa dadora (EA, en mi caso) con la receptora que afiance una relación comercial estable, basada en la transferencia de conocimiento y tecnología.

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