Jorge Biaggini Arriaga

WESTINGHOUSE (Pittsburgh, EE. UU.)

Texto y  Fotografías: Jorge Biaggini

Jorge Biaggini Arriaga es ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Madrid, Ingénieur por la Ecole Nationale de Ponts et Chaussées de París, y tiene un máster en Informática por la Universidad de Cambridge en el Reino Unido. Inició su carrera profesional como ingeniero de caminos en la obra de reconstrucción de una autovía en Trinidad y Tobago entre 1997 y 1999, tras lo cual pasó un año en el sector de la consultoría con Accenture antes de reorientar su carrera hacia el sector de la informática, cuyo primer paso fue el máster en informática entre 2000 y 2001. Pasó varios años trabajando en empresas del sector de la informática, incluido un intento fallido de creación de un negocio propio en Internet en 2005/2006, hasta que en 2008 inició su carrera laboral en Westinghouse, empresa en la continúa trabajando actualmente.

¿Cuántos años llevas en tu actual puesto de trabajo?  ¿Cuáles son tus responsabilidades?

Llevo 14 años trabajando en Westinghouse. Empecé en la oficina de Madrid, y a los dos años me trasladé a las oficinas de Pittsburgh, EE.UU., en donde sigo trabajando actualmente.

Desde el principio, mi labor fue la de introducir eficiencias en los procesos de ingeniería a través del desarrollo de herramientas informáticas específicas. Actualmente lidero el equipo técnico de digitalización de la ingeniería global de Westinghouse.

En la obra del AP1000 en Vogtle en 2018.

¿Cuáles son las principales actividades de tu cargo actual?

Todo el sector nuclear está inmerso en un proceso de transformación digital. Los procesos que se han utilizado durante años, construidos alrededor de la creación y control de documentos de ingeniería son excesivamente administrativos e ineficientes, lo que resulta en unos costes y unos tiempos de ejecución excesivamente altos.

La mayoría de las empresas usan herramientas comerciales para esa transformación digital, incurriendo en unas inversiones elevadas y recurrentes por el coste de las licencias, estando limitadas en las posibilidades de adaptación de esas herramientas a las necesidades específicas de la empresa, y creando un vínculo de dependencia fuerte con la empresa proveedora del software, lo que las hace vulnerables.

El proceso de digitalización que hemos decidido seguir en Westinghouse es muy diferente, y se basa en una separación clara entre dos familias de herramientas necesarias para esta transformación digital: por una parte, están las herramientas altamente especializadas y con ninguna necesidad de adaptación específica para la empresa. Estas son por ejemplo las herramientas de diseño CAD/CAE, o las herramientas de cálculo y análisis. Por otra parte, están las herramientas de gestión e integración de datos y procesos. Estas herramientas siempre son muy específicas de cada empresa, y requieren un elevado nivel de adaptación.

En el caso de Westinghouse hemos decidido usar herramientas comerciales para la primera familia, y desarrollar herramientas propias para la segunda familia. Esto nos da una tremenda flexibilidad, y nos permite realizar un desarrollo progresivo de nuestras capacidades con unos costes y riesgos muy controlados. Hemos creado un software framework y una plataforma digital propios, a medida de nuestras necesidades, lo que nos permite desarrollar herramientas a un coste y en unos plazos inferiores a los que normalmente se requieren para este tipo de desarrollos. Mi labor es la de señalar el camino para la digitalización de la ingeniería de Westinghouse, y liderar esa transformación desde el punto de vista técnico.

Nuestro primer Halloween en 2010.

¿Cómo influyó el traslado en tu vida familiar/personal?

Mis hijos eran muy pequeños cuando nos trasladamos a EE.UU. en 2010, y a mi mujer – que por aquel entonces también trabajaba en Westinghouse – también le apetecía la aventura de venirnos a EE.UU., país que ya conocíamos de una experiencia profesional anterior. Por lo tanto, venirnos fue un paso relativamente fácil.

12 años después, con hijos adolescentes y pensando en universidades, y mi mujer y yo pensando en regresar algún día a España, el futuro es más incierto. La experiencia ha sido positiva, tanto a nivel personal como profesional, pero como siempre en la vida, cuando eliges un camino, renuncias a otros. Hay cosas que me gustan de la sociedad americana, otras que no. Lo mismo con la sociedad española. Pensando en la educación de mis hijos, confío en que en un futuro sean capaces de elegir lo mejor de cada una de las culturas con las que han crecido, y que esta experiencia les permita ser unos adultos más tolerantes y abiertos. Echando la vista atrás, y tras todos estos años, sin duda volvería a tomar la misma decisión.

Vacaciones en la Riviera Maya en 2021.

¿Cuáles son los aspectos más significativos de tu trabajo?

Crear ese puente entre el mundo de la informática y el de la ingeniería nuclear. Entender las nuevas tecnologías y ver el potencial de su aplicación en un mundo tan conservador como el de la ingeniería nuclear. Transformar esa visión en soluciones prácticas y concretas, que aporten valor a la empresa. Mantenerme al día de los avances en el mundo de la informática, que evoluciona tan rápido, e identificar de entre todas las opciones y modas, cuáles son las que realmente pueden ser de utilidad para la empresa. Hacer la función de “helicoptering”, como lo llamaba un antiguo jefe mío: saber subir al nivel de definición de ideas y estrategias, y saber bajar  al nivel de detalle de implementación de soluciones concretas.

¿Qué detalles echas en falta de España?

>¡Pasear con gente por la calle, ese ambiente! Mis hijos siempre se burlan de mí cuando hablo de eso, pero así es. Por supuesto echo de menos a la familia y a los amigos, y la comida de España. Con mi mujer siempre bromeamos que cuando regresamos a España vamos en primer lugar a comer, y en segundo lugar a ver a la familia y los amigos. Hemos sido afortunados porque hemos podido pasar varias semanas en España todos los años desde que nos trasladamos aquí – excepto en 2020 – y esas semanas en verano, y a veces en Navidades, nos sirven para recargar las pilas a tope.

¿Invitas a los jóvenes y no tan jóvenes a que amplíen su horizonte profesional fuera de nuestras fronteras?

Desde luego. Me parece apasionante conocer otros países y culturas, y ver cómo se vive y trabaja en otros países.

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