La generación de drenajes ácidos de mina constituye una circunstancia que está condicionando la restauración de las antiguas explotaciones mineras de uranio de ENUSA en Saelices el Chico (Salamanca) y el desmantelamiento de las estructuras remanentes asociadas, de forma que es preciso recurrir a tratamientos químicos de neutralización y depuración de las aguas ácidas generadas en el emplazamiento. Como problemática añadida particular de la minería del uranio, en estos tratamientos se generan lodos de neutralización en los que se acumulan los radioisótopos naturales lixiviados por las aguas ácidas, de muy baja actividad y vida larga.
En la búsqueda de soluciones pasivas que impidan o disminuyan la generación de estos drenajes ácidos, una de las herramientas que se está mostrando como más eficaz para este objetivo lo constituyen la aplicación de suelos artificiales o tecnosoles. Los tecnosoles son suelos diseñados, formulados y elaborados con los componentes y las propiedades adecuadas para solucionar o mitigar los problemas existentes. Los compuestos bioactivos, que funcionan mediante los mismos mecanismos físico-químicos y bióticos que los suelos naturales, pueden elaborarse multiplicando su eficacia frente a cada problema concreto, y pueden complementarse con el uso de las especies vegetales adecuadas, para dar como resultado un proceso o metodología de restauración óptima para zonas donde se produzcan drenajes ácidos.
Después de una serie de ensayos iniciales, en 2016 se elabora un proyecto I+D de carácter ambiental denominado TEKURA, que supone la aplicación de tecnosoles sobre una cuenca de 52 ha de superficie, con un comportamiento de unidad cerrada para asegurar la representatividad de los datos obtenidos, generando una metodología, un producto y un tratamiento capaces de evitar la formación de las aguas ácidas, aunando el empleo de diferentes compuestos bioactivos fabricados in situ y la utilización de distintas especies vegetales, como solución ambiental pasiva a la presencia de drenajes ácidos en el emplazamiento.


El proyecto TEKURA, desarrollado entre los años 2017 y 2020, ha alcanzado todas las metas propuestas entre las que cabe citar que se ha logrado la recuperación de la cobertura edáfica, así como la mejora química de las aguas superficiales y subálveas en el entorno de la Corta Fe-1 restaurada, mediante la utilización conjunta de tecnosoles y de humedales reactivos, diseñados, formulados y elaborados a partir de materiales del propio emplazamiento minero y de residuos o subproductos de bajo valor del entorno más próximo, minimizando así la huella de C del previsible destino de estas sustancias en vertedero y reutilizando estos compuestos en la recuperación ambiental, la regeneración de la actividad y productividad biológica, la biodiversidad y el paisaje de un sistema fuertemente degradado por las actividades antrópicas, todo ello encuadrado bajo los principios que rigen la economía circular.