El Gobierno de España, a través del séptimo Plan de Gestión de Residuos Radiactivos ha ratificado su decisión de dejar atrás el proyecto del Almacén Temporal Centralizado (ATC) para apostar por Almacenes Temporales Descentralizados (ATD) a la espera de la solución definitiva del Almacenamiento Geológico Profundo (AGP) para la gestión del combustible gastado de las centrales nucleares españolas.
En cualquiera de las alternativas, tanto ATC como ATD y AGP existen modelos ya implantados o en fase avanzada de desarrollo en otros países que permiten prever que se trata de soluciones técnicamente viables y que rompen con el mito del problema inabordable de la gestión del combustible nuclear una vez ha completado su ciclo de vida en los reactores. En el caso del ATC y el AGP permiten ganar en eficiencia al liberar los emplazamientos y centralizar todo el combustible en un espacio. En un análisis más detallado se podría entrar en los pros y contras de cada una de estas soluciones e incluso analizar otras alternativas como la reutilización del combustible aprovechando gran parte de la energía aun disponible, como ya se hace en otros países. Pero lo que está claro es que todas las alternativas son técnicamente viables y ejecutables, siempre y cuando exista voluntad real para ello.
No suponiendo la tecnología un obstáculo, el único camino que debe allanarse y recorrerse sin más demoras es el de la tramitación y la gestión política. El ATC era un proyecto ya aprobado que ha sido definitivamente paralizado en pro de almacenes descentralizados y el AGP que parte de trabajos realizados en España en los años 90. En cualquiera de los casos, la reclamación por parte de los profesionales nucleares es la misma: deben tomarse las decisiones y ejecutarse las acciones necesarias para que no repitamos la tortuosa senda del ATC.
La energía no debe tener color político. Disponer de las infraestructuras necesarias que permitan disponer de un sistema eléctrico estable, descarbonizado y que aporte garantía de suministro a la red es un derecho de toda la sociedad. Un derecho que requiere el compromiso pleno de nuestros gobernantes y que debe hacerse evidente con la gestión necesaria que requiera cualquier tecnología.
La gestión del combustible gastado de las centrales nucleares españolas forma parte del ciclo completo de operación de estas instalaciones y las titulares han estado aportando, y aportan, los recursos económicos necesarios para ello. Lo único que falta para completar este círculo es una gestión política responsable, que integre y logre el consenso de todos los agentes sociales que corresponda para que este proyecto empiece a andar.
El plazo del que se parte en la presentación inicial del proyecto del AGP nos lleva a un futuro demasiado lejano para no caer en un cierto escepticismo que solo se puede vencer con decisiones firmes y un plan de acción que demuestre que se trata de una voluntad real y no sujeta a los vaivenes de la política.
