Textos: Adrián Sabater Alcaraz| Fotografías: Adrián Sabater Alcaraz|
Hola, me llamo Adrián Sabater Alcaraz y soy de Elche. Estudié Ingeniería Naval y tengo un máster en Ciencia y Tecnología Nuclear y un doctorado en Ingeniería Nuclear por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
Durante el doctorado tuve la oportunidad de participar en un proyecto de la Comisión Europea, Nuresafe, gracias al equipo de la Universidad Politécnica de Madrid. Nuresafe era la última fase otros dos proyectos de la Comisión Europea con el fin de desarrollar una plataforma multifísica europea, Nurisp Platform, compuesta por diferentes códigos, entre ellos el código de difusión de neutrones desarrollado por la UPM, COBAYA4. Además, durante mi doctorado pude pasar unos meses en Raleigh, Estados Unidos en la North Carolina State University con el equipo que desarrolla el código termohidráulico CTF, con el que la UPM colabora mucho.
Antes de acabar el doctorado, en el 2018 empecé a trabajar en ENUSA haciendo análisis termohidráulicos y después de algo más de 2 años, en septiembre 2020 empecé a trabajar en TRACTEBEL en la sede de Bruselas como ingeniero de diseño.
¿Cuáles son las principales actividades de tu cargo actual?
Trabajo dentro del Equipo de Núcleo y Combustibles, que se encarga de todo lo relacionado con el combustible y la seguridad del núcleo de reactores nucleares.
Actualmente mis tareas dentro del grupo se dividen en dos, en primer lugar, está todo lo relativo a la termohidráulica del combustible, en segundo lugar, está la parte más de I+D relacionada con el desarrollo de plataformas multifísicas.
¿Cuántos años llevas trabajando en tu actual puesto de trabajo, y cuáles son tus responsabilidades?
En septiembre de 2020 empecé a trabajar en TRACTEBEL en la sede de Bruselas como ingeniero de diseño en el equipo de núcleo, las principales tareas que desempeño dentro del equipo son dos, desarrollo de plataforma multifísica y análisis termohidráulico.
¿Cuáles son los aspectos más significativos de tu trabajo?
Lo que me parece más interesante de mi trabajo es que puedo tener tanto la parte de desarrollo que hacía en mi tesis, como la parte de producción en todos los análisis termohidráulicos, lo que me permite compaginar ambas.
¿Cómo influyó el traslado en tu vida familiar / personal?
Bélgica era un país nuevo; nuevo trabajo, nuevos idiomas (francés, flamenco y alemán), además, estábamos en los peores momentos de la pandemia de COVID-19. Antes de mudarnos a Bruselas lo estuvimos hablando bastante mi pareja y yo. Finalmente, mi novia decidió dejar su empleo y venirse conmigo a Bruselas, y es algo que le agradezco. Yo comencé a trabajar en TRACTEBEL el 2 de septiembre de 2020 y ella dejó su trabajo unos meses después.
El primer año fue bastante extraño, a finales de octubre cuando apenas llevaba dos meses en Bélgica nos enviaron a trabajar desde casa, y lo único que se podía hacer era salir a practicar deporte. Esta situación duró hasta mayo del 2021 cuando finalmente abrió el ocio en Bélgica. Fue un alivio volver a ver gente en los bares y haciendo vida normal, tomando unas cervezas. Nosotros poco a poco también fuimos recuperando la normalidad, además, pudimos volver a la oficina dos días por semana (esto vino para quedarse) y, por fin, tuve la oportunidad de conocer a todo el equipo.
Poco a poco la situación se fue normalizando, empezamos a formar nuestro grupo de amigos, a mí me ayudó mucho el pádel, si vas a un partido de pádel no paras de escuchar español por todos los lados. En el trabajo, cuando vamos los viernes solemos quedar para tomar unas cervezas (algo muy belga).
Además, en Bruselas les gusta mucho poner por toda la ciudad mercados donde puedes hacer la compra y comer en los food trucks. Mi novia, que es mexicana, ya tiene localizados los tacos en Place du Chatelain donde la dueña del negocio es de Acapulco, Guerrero, y prepara unos tacos que, como ella dice, saben a México. Cada miércoles nos tiene ahí con los amigos.
¿Qué detalles echas de menos de España?
Bueno, a parte de la familia y amigos, como todos los que vivimos fuera el tema principal siempre es la comida, el clima y lo horarios, pero desde mi punto de vista no es tan malo. Es verdad que, de noviembre a febrero, se nota bastante las horas de luz (y eso que más al norte están peor), pero una vez te acostumbras ya te da igual. Además, siempre se puede coger un vuelo e irnos a Madrid o Elche y pasar el fin de semana al sol.
Luego están los horarios; a las 12 se come. En España comemos más tarde, pero tengo que decir que me gusta bastante comer a esa hora, eso sí, las tiendas cierran pronto y puede que salgas del trabajo y ya esté todo cerrado. Luego está la comida, eso sí que lo echo de menos.
Pero por lo general, quitando estas pequeñas cosas que he nombrado, no he notado muchos cambios entre España y Bélgica. Mis compañeros son muy agradables y todos nos han echado una mano desde el primer momento.
La ciudad está bastante viva, y la verdad es que no paramos, siempre tenemos algo que hacer. Además, desde Bruselas si coges el coche, en nada te plantas en Alemania, Francia u Holanda.
¿Invita a los jóvenes y no tan jóvenes a que amplíen su horizonte profesional fuera de nuestras fronteras?
Yo les diría que sí sin dudarlo. La verdad que está siendo una experiencia muy interesante. Conocer a gente de todos los sitios, poder ver otras maneras de trabajar y vivir en otro país con sus cosas buenas y malas te enriquece.