La energía nuclear en el contexto europeo actual

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El contexto actual está poniendo claramente de manifiesto que la Unión Europea necesita una mayor seguridad e independencia energética, al tiempo que disponga de un mix que ayude a cumplir los objetivos de lucha contra el cambio climático, lo que posibilite abordar la transición energética.

El pasado 2 de febrero, la Comisión Europea presentó un Acto Complementario Delegado a la taxonomía sobre mitigación y adaptación al cambio climático, en el que se reconoce a la energía nuclear como energía de transición y se contempla su inclusión dentro de la taxonomía de la Unión Europea tras la evaluación de distintos comités científicos, que han indicado que “la energía nuclear no causa más daño a la salud humana o al medioambiente que cualquier otra tecnología de generación eléctrica que se considere sostenible”.

Sin embargo, esta decisión ha suscitado críticas desde diferentes sectores que ven en la nuclear un enemigo de lo renovable y un obstáculo para la transición hacia economías descarbonizadas. Nada más alejado de la realidad, ya que ambas tecnologías son necesarias y complementarias para abordar la transición energética. En las condiciones actuales, metidos de lleno en una emergencia climática y con unos precios de la energía disparados como no se habían visto anteriormente, ninguna tecnología libre de CO2 debería ser descartada.

En este sentido, al considerar el ciclo completo de vida tecnológica, la energía nuclear es una de las que menos carbono emite. Así lo indica el informe Life Cycle Assessment of Electricity Generation Options de la Comisión Económica para Europa de Naciones Unidas (UNECE) publicado en noviembre de 2021.

En la Unión Europea, diferentes países -como Bélgica, Finlandia, Francia, Holanda, Polonia o la República Checa- han anunciado que para reducir sus emisiones y mejorar su independencia energética van a alargar la vida operativa de sus centrales nucleares actualmente en operación o a construir nuevas unidades.

En España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC) -aprobado por el Gobierno en marzo de 2021 y cuyos dos objetivos principales son la descarbonización de la economía en el horizonte 2050 y el abaratamiento de la factura de la electricidad de los ciudadanos- contempla la continuidad de nuestro parque nuclear para la transición energética.

La energía nuclear genera en España más del 20% de la electricidad y es responsable de la tercera parte de la electricidad sin emisiones. En la última década, todos los años -excepto en el ejercicio 2021- la energía nuclear ha sido el principal generador de electricidad libre de emisiones. Hoy por hoy es esencial en la estabilidad, regulación y equilibrio del sistema eléctrico, con unos indicadores de funcionamiento excelentes.

Como país, como sociedad y como mercado escasamente interconectado necesitamos un modelo energético sostenible y, para conseguirlo, se precisa de seguridad estratégica de suministro, respeto al medio ambiente y optimización de los costes de generación. La energía nuclear cumple con estos tres requisitos básicos.

Sin embargo, para que la energía nuclear pueda lograr ser útil en el proceso de transición hacia una economía descarbonizada es necesario asegurar la viabilidad económico-financiera de las centrales durante el tiempo en el que estén en operación. La actual situación de precios de la electricidad es un argumento de peso para el mantenimiento de la operación del parque nuclear español, ya que no presiona en la formación de los mismos en el mercado mayorista.

Pensando en la contribución de la energía nuclear a este proceso, se hace necesario revisar y reducir la excesiva presión fiscal que sufre la generación nuclear, así como evitar impuestos o recargos adicionales, como el Proyecto de Ley del CO2 remitido por el gobierno a las Cortes Generales para su aprobación en este año 2022.

En el contexto europeo actual y teniendo en cuenta todos los argumentos anteriores, la continuidad de la energía nuclear es la alternativa más conveniente -desde un punto de vista económico y medioambiental- para los objetivos de sostenibilidad energética y para la transición hacia una economía baja en carbono. La propuesta de la Comisión Europea de incluir a la energía nuclear dentro de la taxonomía, poniendo en valor la garantía de suministro que ofrece y su no emisión de gases de efecto invernadero, representa una oportunidad que no podemos desaprovechar como país ni como sector.

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