MIGUEL ÁNGEL CORTÉS

GERENTE DE NUCLENOR

Textos: Matilde Pelegrí | Fotografías y video: Grupo SENDA

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Entrevistar a Miguel Ángel Cortés es hacer un recorrido por una historia única, de ilusión, esfuerzo, generosidad e implicación, que todos los profesionales del sector deberían conocer.

Ingeniero industrial por la Universidad de Zaragoza, inició su trayectoria en la central de Santa María de Garoña en 1996, asumiendo progresivamente las responsabilidades de jefe de Mantenimiento Mecánico, director de Paradas y director de Mantenimiento.

En el año 2005 fue nombrado adjunto al director de la central y en octubre de 2012 asumió la jefatura de Santa María de Garoña.

En febrero de 2023 se hizo cargo de la Gerencia de Nuclenor. Como tal, llevó a cabo la entrega de la “llave de Garoña”, de 1971, al presidente de Enresa, produciéndose el cambio de titularidad de la central.

 

UNA HISTORIA DE 50 AÑOS

La central nuclear de Santa María de Garoña inició su operación el 2 de marzo de 1971, con una potencia instalada de 460 MW. Era la segunda central española, y la de mayor potencia de Europa occidental en aquellos momentos.

Usted se incorporó a Garoña en 1996, y en el momento de la desconexión, en diciembre de 2012, era director de la central. ¿Cómo califica el funcionamiento de la central durante esos 41 años de operación?

Sin duda, el mejor calificativo para la central de Santa María de Garoña es el de operación segura y fiable. La trayectoria operativa de la central viene marcada por el espíritu de superación y mejora de la organización, que la ha llevado hasta alcanzar los mejores cuartiles en los indicadores de WANO. Desde 1978 nos hemos mantenido en el Cuadro de Honor de General Electric, recibiendo año tras año la placa conmemorativa “In Recognition of BWR Operation at the Highest Level of Performance.

El mejor calificativo para la central de Santa María de Garoña es el de operación segura y fiable.

¿Qué características diferenciales tenía Santa María Garoña?

En julio de 1965, cuando Nuclenor toma la decisión de adjudicar el concurso internacional de construcción a General Electric, tuvo presente que la central “debía corresponder a una técnica que, si bien estuviera sancionada ya por la experiencia, tuviera sin embargo suficientes posibilidades de desarrollo como para servir de Central Piloto de otras muchas que habrían de seguirle en nuestro país, ya que aquel pedido representaba la mayor central de Europa en su clase.”

Este espíritu pionero se ha mantenido a lo largo de los años y Santa María de Garoña ha sido una referencia para muchos de los desafíos a los que se ha enfrentado la industria nuclear española.

Nuclenor se constituye como una sociedad anónima con un modelo de gestión muy ágil y una organización pequeña que ha favorecido el desarrollo del “sentido de la propiedad” de todas las personas que hemos participado en este ilusionante proyecto. Un valor siempre reconocido en todas las evaluaciones internacionales de OIEA y WANO.

¿Cuáles fueron los resultados operativos de la central en esos años?

Como es normal, los inicios fueron duros, pero con el esfuerzo y entusiasmo por mejorar de todo el personal se alcanzaron unos indicadores de funcionamiento que calificaría de excelentes tanto a nivel nacional como internacional.

Me gustaría destacar alguno de los indicadores más representativos del cumplimiento de nuestro principal objetivo de operar de forma segura la central. Probablemente el más relevante sea que durante el periodo de operación, bajo la supervisión del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) a través del SISC, hemos sido la única central española que nunca ha tenido un hallazgo mayor que “Verde”.

Conseguimos mantenernos de forma estable en el mejor cuartil de las centrales BWR en el indicador de WANO de dosis colectiva.

Así mismo durante un periodo de más de dos años mantuvimos a “0” el indicador de accidentabilidad de WANO.

Respecto a la fiabilidad de la central, es importante resaltar que históricamente hemos mantenido el indicador de WANO de factor de carga en valores superiores al 90 %.

 

 

UNA CENTRAL PIONERA

¿Cómo podía competir Garoña, con 460 MW de potencia, con las centrales de segunda generación, que superaban los 1000 MW?

Si bien es cierto que Garoña era en el momento de su puesta en marcha la mayor central de Europa, las nuevas centrales nos doblaron en potencia sin incrementar sus gastos generales en la misma proporción. El coste por KWh resultaba notablemente inferior en las nuevas centrales.

Para intentar competir en costes y ante la imposibilidad de aumentar la potencia de la central, enfocamos nuestros objetivos en la mejora en los factores de carga de la central.

De hecho en 2012, año en el que se decidió el cese, si hubiéramos mantenido la operación hasta el 31 de diciembre, y no hasta el día 16 como así ocurrió, habríamos batido récord histórico de producción anual de energía eléctrica de Santa María de Garoña.

La ampliación de los ciclos de operación de 12 a 24 meses sin paradas de recarga y posteriormente la optimización de la duración de éstas, llegando a alcanzar una duración de 23 días después de 24 meses de operación, fueron los proyectos más relevantes de este objetivo siendo pioneros en España.

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