Políticas europeas de seguridad nuclear en el espacio: misión Argonauta

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Amedida que el uso de Fuentes de Energía Nuclear (NPS) en misiones espaciales se vuelve más frecuente, es importante que su implementación se lleve a cabo con el máximo cuidado y atención a la seguridad. Por ello, la Agencia Espacial Europea (ESA) está inmersa en el proceso de elaborar políticas con un enfoque coherente a largo plazo para el desarrollo y el uso seguro de NPS para la ciencia y la exploración espacial.

En las políticas de la ESA la valoración de seguridad del material radiactivo usado en cualquier misión espacial se gestiona mediante el desarrollo de un análisis independiente y con la implementación y el mantenimiento de la cultura de seguridad.

Un valioso caso de estudio para comprender la aplicación práctica de la implementación de estas políticas y que demuestra el compromiso de Europa con el uso seguro y responsable de las fuentes de Energía Nuclear en el espacio lo constituye la misión lunar Argonauta.

Se trata de una multimisión robótica para posar una gran nave espacial en la superficie de la Luna para la entrega de suministros e infraestructura de apoyo para la exploración, el retorno de muestras desde la Luna y la utilización sostenible a largo plazo de la Luna en el marco de la cooperación internacional.
Para mantener los propulsores de la nave y los equipos electrónicos dentro de un rango de temperatura que asegure su funcionamiento durante la larga noche lunar de 14 días de duración y de temperaturas de hasta -150ºC, la nave contiene unidades calefactoras de radioisótopos (RHU). La producción de calor está asegurada por el decaimiento natural de los radioisótopos, que en el caso de la misión Argonauta es el americio-241, concretamente una forma cerámica de óxido de americio dopado con uranio que, para evitar el riesgo de liberación de material radiactivo durante las condiciones nominales de lanzamiento y minimizar el riesgo de dispersión en entornos de accidente, se encapsula en un sistema de barreras físicas.

Esta misión sirve para establecer el camino para futuras misiones y ayuda al avance de la tecnología espacial. Pero, además, la estrecha colaboración con organizaciones internacionales, gobiernos y agencias espaciales garantiza que las mejores prácticas en seguridad nuclear se compartan y adopten a nivel mundial, promoviendo así la transparencia y generando confianza entre países y organizaciones, lo que sienta las bases para garantizar el uso seguro de las NPS en el espacio.

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